jueves, 21 de febrero de 2008

Algunos de mis jabones (II)

Sigo con la presentación de algunos de los jabones que he hecho durante el último año y que me han servido como regalo de Navidad para mis familiares y amigos. Incluso he vendido alguno a compañeras de trabajo.

A este le llamé jabón de oro. Fue creado especialmente para navidad. Tiene pan de oro dentro y mica dorada por encima. Pero lo verdaderamente valioso de este jabón es el aceite de argán con el que está enriquecido. Se le conoce como el oro líquido de Marruecos. Durante siglos, las tribus bereberes del suroeste de Marruecos han recurrido al aceite de argán como componente básico de su dieta y como elemento de la medicina tradicional. A principios de los noventa, análisis químicos confirmaron las valiosas propiedades nutricionales y dermatológicas del aceite (que incluían el uso como tratamiento para el acné, las arrugas y las heridas leves).

Además de aceite de argán contiene aceite de coco, oliva, palma, sésamo, arroz, germen de trigo, manteca de karité y manteca de cacao. Todo un lujo de componentes.

Flor de lavanda. Maravilloso jabón, no sólo por su componentes sino por su aroma: lavanda y limón. Increíble. Este ha sido uno de las jabones que más éxito han tenido esta navidad. Tengo amigas en lista de espera para que les de un ejemplar. La composición suele ser la misma, aunque he hecho variaciones de color. En la última tanda de este jabón añadí sal, para conseguir un pequeño efecto spa. Es un jabón hidratante apropiado para todo tipo de pieles. Os dejo otra versión:



Flor de Lavanda tiene aceite de oliva, hueso de palma, palma, maíz y manteca de karité, leche en polvo y colorantes cosméticos.


Este es Pastel de Avellana, receta de mi amiga María. Es uno de esos jabones con el que te preguntas ¿se come o no se come? El aroma es delicioso mezcla de avellana y chocolate. Con chocolate de verdad para dar ese tono marrón que tiene.

martes, 12 de febrero de 2008

Algunos de mis jabones

Aquí os dejo algunas fotografías de los jabones que he hecho últimamente. Espero que os gusten:



Este es mi jabón de higo, una verdadera delicia. Está hecho con pulpa de higos, con aceite de arroz y manteca de karité entre otros aceites. Lleva una fragancia llamada Morrocan fig, una auténtica delicia.


Jabón de propóleo, basado en una receta de mi amiga Susana. Aparte del propóleo también lleva miel, cera de abejas y aceite de germén de trigo y avellana, entre otros.



Este es el jabón de aleo. Hecho con gel de aloe vera en lugar de agua. La receta me la pasó mi amiga María. La mezcla de esencias es increíble: lemongrass, árbol del té, pachuli y lavanda.

¿Cómo hacer nuestro jabón casero? III

Continuaremos batiendo hasta que el jabón alcance lo que se conoce como"traza". Sabremos que la mezcla ha alcanzado el punto de "traza" cuando al dejar caer una pequeña cantidad de jabón en la superficie y ésta deja su huella antes de hundirse nuevamente en la mezcla. Aquí el jabón estará listo.

Ahora es el momento de añadir los colorantes, los aceites esenciales. También podremos agregar hojas secas de romero, semillas de amapola, flores de manzanilla, las posibilidades son inmensas.

Nuestra mezcla ya está lista para ponerla en los moldes. Aquí también las posibilidades son numerosas, desde una caja de leche, hasta un molde de madera que hayamos encargado a un carpintero amigo. Cubriremos nuestro jabón con film transparente, el de cocinar, lo envolveremos en toallas o mantas viejas, en un lugar aislado durante como mínimo 24 horas.
Pasado este tiempo sacaremos nuestro jabón de los moldes, los cortaremos y los dejaremos curando en lugar ventilado entre 4 y 6 semanas.

Hay que recordar que el jabón es como el vino, cuanto más envejece mejor calidad tiene.

Para poder empezar en esto de la fabriación de jabón, os dejo una receta sencilla, con ingredientes fáciles de encontrar, a excepción del aceite de coco, que puede encontrarse en farmacias, o si vivís en Madrid en Manuel Riesgo:

- 300 gramos de aceite de oliva;
- 100 gramos de aceite de coco;
- 100 gramos de manteca de cerdo;
- 176,7 gramos de agua y
- 68, 7 gramos de sosa.

Podeís añadir aquellas esencias que más os gusten, entre un 3 y un 4% del total de grasas. Como colarantes naturales podeis utilizar perejil finamente picado, para obtener un bonito color verde, pimento, de la Vera por favor, para un color naranja. En fin que las posibilidades son inmensas, es cuestión de darle al "coco".

lunes, 11 de febrero de 2008

¿Cómo hacer nuestro jabón casero? II

Hacer jabón es saponificar nuestros aceites o grasas. Empezaremos describiendo el método en frío, ya que es el más simple, y lograremos en forma casera un producto de buena calidad. Os recuerdo que adoptéis las medidas de seguridad de las que ya hemos hablado.

Primero explicaros que cada aceite o grasa tiene un valor SAP (o valor de saponificación) diferente. Así por ejemplo el aceite de oliva tiene un valor SAP de 0,134; el de coco 0,178; el de almendras 0,136; la cera de abejas 0,069, y así podríamos seguir con un montón más de aceites y mantecas.

Lo primero que tenemos que hacer es calcular la sosa que necesitará nuestra receta. Es un simple proceso de multiplicación y sumas. Calculamos los aceites a utilizar en gramos. Pesamos cada uno por separado. Multiplicamos cada aceite por su valor SAP, que es su valor de saponificación. Luego sumamos estas cantidades y ésa es la cantidad de sosa que debemos usar.
Pongamos un ejemplo: nuestra receta va a constar de 300 grs. de aceite de oliva y 500 grs. de aceite de coco; debemos multiplicar 300 gramos pertenecientes al aceite de oliva por su valor Sap, 300 x 0,134= 40,2; los 500 del aceite de coco, 500 x 0,178=89; sumando 40,2 + 89= 129,2 gramos de sosa caústica. Pesaremos esta cantidad de la forma más exacta posible.
Ahora tenemos que calcular el agua, agua que utilizaremos para disolver la sosa, preferiblemente destilada, aunque yo la utilizo directamente del grifo.
El agua tiene que ser 1/3 de los aceites utilizados, también en gramos. Con el ejemplo anterior con 800 gramos de aceite utilizaríamos 267 gramos de agua.

Con nuestra sosa y agua calculadas y pesadas, procederemos a añadir la sosa al agua, nunca a la inversa, ya que la reacción que se produce es exotérmica, es decir produce mucho calor, y puede producirnos salpicaduras que no esperábamos. Esta tarea tiene que hacerse en un recipiente que aguante altas temperaturas (vidrio, plástico...) y en un lugar bien ventilado. Yo suelo utilizar la terraza de mi cocina. Es conveniente tener vinagre a mano, tener los ojos protegidos y alejarse de la solución, pues provoca vapores asfixiantes.
Procedemos a remover rápidamente la solución sosa-agua, con una cuchara, para evitar que la sosa no se disuelva en su totalidad.

Calentaremos los aceites al baño maría, o en el microondas a unos 50-54º y esperaremos a que la solución de sosa baje hasta unos 50-54º. Cuando tanto los aceites como la sosa alcance la temperatura indicada, agregaremos la sosa a nuestros aceites, batiendo primero con una varilla manualmente y luego utilizaremos una batidora eléctrica. Periodos cortos para no sobrecalentar el motor. Seguiremos batiendo hasta que comience el proceso de saponificación. Esto se nota porque la mezcla se vuelve más espesa y cambia de color. Esto puede producirse en unos pocos minutos o un poco más, dependiendo de los aceites o grasas utilizados.

jueves, 7 de febrero de 2008

¿Cómo hacer nuestro jabón casero? I

Antes de empezar a fabricar nuestro propio jabón casero, quiero daros algunos consejos en materia de seguridad y algunas precauciones antes de empezar.

Desde el punto de vista químico, el jabón es una sal obtenida a partir de la reacción entre una base alcalina (hidróxido de sodio) y un ácido (grasa o aceite). El proceso de la saponificación que es la reacción química que transforma la grasa en jabón - requiere de la disolución de la sosa cáustica en agua.

Los métodos clásicos para hacer
el jabón en casa son dos: al frío o al calor. El primero, el más sencillo y adaptado al principiante, permite aprovechar el calor emitido por la reacción química del álcali. El jabón obtenido con el método al frío necesita de un tiempo de "maduración" de aproximadamente cuatro semanas para completar el proceso de la transformación y absorber el líquido. En el método al calor, en cambio el material recibe una fuente externa de calor (caldera, horno) para acelerar la reacción química. El jabón obtenido con el método al calor queda listo en un tiempo más breve, pero tiene una consistencia mucho más rustica el irregular que la del jabón al frío.

Antes de comenzar a hacer el jabón en casa, te recomiendo que leas las siguientes recomendaciones de seguridad:

1.- Conserva la sosa cáustica fuera del alcance de niños o de animales domésticos.

2.- La sosa cáustica es hidróxido de sodio (NaOH ) formado por el lazo iónico entre el sodio, el oxígeno y el hidrógeno. Es un material reactivo inestable y se combina velozmente con los líquidos, absorbiendo también la humedad del aire. Es altamente corrosivo e irritante si entra en contacto con la piel y las mucosas.

3.- Utiliza gafas, guantes y una mascarilla cuando manejes sosa cáustica, la mezcla del agua y sosa cáustica y o la mezcla con el material graso.

4 -Manten los guantes puestos cuando manipules un jabón recién hecho, y continúa usándolo si debes manipular el jabón hecho con el método en frío de menos de dos semanas de maduración.

5.- ¡Vierte la sosa en el agua y nunca a la inversa! El líquido vertido en la sosa provoca una especie de explosión muy peligrosa.

6.- La sosa vertida correctamente dentro del líquido hace que este aumente su temperatura por encima de los 80 grados. Usa por lo tanto envases resistentes al calor y presta atención.

7- No uses los utensilios del jabón para otros menesteres.

8.- Cuando prepares el jabón no dejes que niños o animales curiosos tomen contact
o con las mezclas cáusticas. Pon a tus familiares en conocimiento de estas reglas.

9.-En caso de contacto accidental del material cáustico con la piel, lávete con abundante agua fría. Recuerda tener siempre a mano vinagre que es un neutralizante natural de los productos cáusticos. En caso de contacto con los ojos debes lavarte con abundante agua corriente fría y consultar a un médico.

Bueno por hoy es sucificiente. Mañana, o pasado, os cuento los tipos de jabón que podemos hacer y pondremos nuestra primera receta y forma de hacerla.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Un poco de historia


Hoy quería hablaros de la historia del jabón, para que veais cómo ha ido cambiando a lo largo de la misma, pero manteniendo su esencia, siempre refiriéndonos al jabón casero o artesano, nunca el industrial, por supuesto.

Alrededor del año 3.000 a.C., se encuentra la primera alusión al jabón en una antigua tablilla
sumeria encontrada en Mesopotamia. Allí se habla del uso de jabón no para la higiene personal, sino para limpiar y tratar la lana y la piel y se documenta una receta para hacer jabón con una mezcla de potasa y aceite. Posteriormente, en 1.550 a.C., un papiro egipcio, calificado como "auténtico tratado médico", hace referencia a la utilización de sustacias jabonosas para el lavado de ropa y para el tratamiento de enfermedades de la piel.

Pero son los romanos quienes convierten el jabón en un ar´tículo diario para la higiene y para evitar enfermedades. Existe una leyenda según la cual el nombre de "jabón" procede de la palabra italiana "sapone", que a su vez viene del Monte Sapo, una de las colinas de Roma en la que se practicaban sacrificios rituales de animales. La lluvia arrastraba hasta el río Tíber la grasa animal junto con las cenizas del sacrificio y fueron las mujeres del lugar quienes observaron que aquellos residuos mejoraban el lavado de la ropa. En el 476 d.C., tras la caída del Imperio Romano, casi desaparece el uso del jabón al cerrar los baños públicos y el desinterés por el aseo personal.

Es en el siglo VII, en España, Francia e Italia, cuando surge verdaderamente la fabricación del jabón, pero los Monopolios Reales lo gravan con unos elevados impuestos, convirtiéndolo en un artículo de lujo, estando solo al alcance de las clases altas.

En el siglo X, Europa sufrió una gran despoblación debido a las plagas y las epidemias que elevaron la mortalidad adulta e infantil. A partir de entonces hubo un resurgimiento del uso del jabón para la higiene corporal y para la prevención de enfermedades.

A partir de 1789, con la desaparición de los Monopolios Reales, emerge realmente la Industria del jabón y es posible poner el producto al alcance de todos, surgiendo un espontáneo cuidado del aseo personal. Al convertirse en hábito social de uso diario, favorece la desaparición de enfermedades de la piel y su contagio, sobre todo en los niños. Por todo ello, Europa pasó de 100 millones de habitantes a tener 300 millones ya que la esperanza media de vida se encrementó de 30 a más de 50 años.
Fue en el siglo XIX cuando el uso del jabón se extiende a las capas populares de occidente.
Durante la 2ª Guerra Mundial los americanos para sus marines del Pacífico, inventan un jabón que podía utilizarse con agua de mar. Así nace el jabón dermatológico que es el menos agresivo de los jabones.

Todo esto es para demostraros que la fabriación del jabón, a parte de una afición, es también una recuperación de un legado histórico, que estuvo a punto de desaperecer, pero que gracias a la gran cantidad de artesanas y artesanos del jabón que hay por todo el mundo (yo doy fe de ello) se ha puesto de moda.