viernes, 24 de mayo de 2013

Superfat Dilemmas

Lo que trascribo a continuación es una traducción libre -hecha por mi, lo digo no por presumir, si no por los posibles errores- de un artículo de Melinda Coss en la Revista Saponfier.

Debo decir que soy partidario de un sobreengrasado de entre el 8 y 10%. Con estos niveles nunca he tenido problemas de enranciamiento en mis jabones, pero nunca he sometido a mis jabones a la prueba de la que habla Melinda al final del artículo.
También quiero decir que fue con ella que aprendí a hacer jabón, son su libro " El jabón hecho a manos", y que a mí también me gustaría retirarme a Francia y poder hacer jabones y cooperar con África.

Aquí os dejo mi traducción:

Superfat Dilemmas (El Dilema del sobreengrasado)

Melinda Coss
No hace falta decir que una de las partes más importantes de nuestro proceso en frío para fabricar jabón, es la capacidad que va a tener para hidratar y suavizar la piel. Una vez que convencemos a nuestros amigos y “clientes” de que con nuestros productos no se van a quemar la cara, como podría pasar con los jabones de la abuela, vuelven a por nuestros jabones una y otra vez, cantando las alabanzas del jabón en frío, y prometiendo que nunca más se acercarán a una barra de jabón Dial o Dove.
Como fabricantes de jabón con muchas horas de investigación y estudio, sabemos que lo que diferencia nuestros productos de otros es la calidad humectante de la glicerina, componente mágico de nuestro proceso que ayuda a hidratar la piel. Además, la mayoría de nosotros elegimos un sobrengrasado alto en nuestros jabones, añadiendo un porcentaje extra de aceite a nuestra fórmula, esperando que siga quedando libre en nuestra barra de jabón final, y por lo tanto proporcionando propiedades hidratantes adicionales.
Hay dos formas diferentes de añadir aceite: el primero se llama sobreengrasado. Seleccionamos un aceite, normalmente el más caro, con excelentes propiedades hidratantes para la piel y lo añadimos en nuestro jabón, en la “traza”. La idea consiste en pensar que cuando las hadas del jabón estén ocupadas durante las próximas semanas saponificando nuestros aceites junto con las perlitas de sosa, sabrán que el último aceite añadido a nuestra fórmula no debe ser tocado –si detecta un toque sarcástico en lo que digo, están en lo cierto.
La segunda manera es el llamado “descuento de sosa”. Con este método calculamos el total de sosa caústica que necesitamos para realizar nuestra fórmula (incluyendo los aceites del sobreengrasado) y entonces reducimos la cantidad de sosa, de manera que una parte no especificada de nuestros aceites permanezcan libres en la barra final. Este método tiene más sentido para mí, porque no estamos definiendo que aceite permanecerá libre y estamos aceptando  que las hadas del jabón tienen mejores cosas que hacer con su tiempo que ordenar  las moléculas de los aceites.
Realmente no importa cuál es el método elegido. El gran dilema que tengo es determinar qué porcentaje de un aceite no saponificado debe permanecer libre en el jabón terminado.  Mis puntos de vista sobre este asunto me han traído un enfrentamiento con la ASSAF, asociación francesa de jabón en frío. Esta asociación estaba elaborando unos estatutos para miembros, en los que se especifica que un jabón para denominarse “Savon en froid” (proceso en frío), tenía que tener como mínimo un sobre engrasado del 7%.
Como alguien que acaba de empezar a hacer jabón, es perfectamente razonable asumir que las cosas buenas que se dejan en el jabón darán como resultado un producto mejor. Estoy totalmente convencida de  que a muchos de ustedes les gusta sobreengrasar entre el 3 y el 10 por ciento. Esto es aceptable si usted hace el jabón para su uso personal o si está familiarizado con su fórmula hasta el punto de saber que los aceites permanecerán estables durante un periodo razonable de tiempo.
Tengo que decir que yo tuve una experiencia comercial nefasta en el mundo del sobreengrasado. En una ocasión un cliente me devolvió un gran pedido de jabones, valorado en 9000 libras, debido a que después de tres semanas en la tienda empezaron a oler a rancio. Es por ello que ahora me podrán entender cuando les digo que más no es necesariamente mejor. Personalmente esta costosa lección me enseñó a no sobreengrasar por encima del 5% y cuando se usan aceites con tendencia a enranciar, como el girasol y el cáñamo para nombrar sólo un par. Nunca sobreengraso por encima del 3%.
Soy consciente, mientras escrito esto, que muchos de ustedes estarán en desacuerdo conmigo en este tema.
En el caso de los franceses, quienes ansiaban que me adhiriera a la asociación y me negué a hacerlo, a menos que redujeran su sobreengrasado al 4%. Un foro de fabricantes de jabón del Reino Unido no fue tan complaciente. Fue sugerir que aquellos que quisieran vender sus productos en las principales tiendas deberían reducir sus niveles de  sobreengrasado, provocó que una persona, que utiliza un alto grado de sobreengrasado, pretendió  que me echaran. En realidad me fui yo sola. Por lo tanto, parece que por alguna razón, el tema del sobreengrasado es un dilema emocional.
Mis puntos de vista sobre el sobreengrasa se entenderán un poco mejor, cuando nuestra ya restrictiva legislación cosmética europea, se endurezca más en julio, y uno de los principales problemas que el jabón y los fabricantes de productos naturales tendrán que tratar, es la necesidad de demostrar la estabilidad de sus productos. Para poder llevar a cabo una prueba de estabilidad básica en el jabón, este debe ser almacenado a diferentes temperaturas atomosféricas durante tres meses y registrase sus cambios físicos durante ese tiempo. si alguien quiere probar esto con un jabón con exceso de grasas, estaría realmente interesada en conocer los resultados.
A bientot.
Melinda Coss

 
Melinda Coss goza de un amplio reconocimiento como pionera en la fabricación de jabón por procesa en frío en Europa. En los años 90 creó una compañía que se convertiría en la fábrica más grande de elaboración de jabón en el Reino Unido, antes de venderla en 2004 y trasladarse a Francia. Melinda continúa trabajando como consultora en temas de elaboración de jabón e imparte cursos en Londres y Francia. También colabora con ONG's en África. Es autora de 27 publicaciones internacionales sobre artesanía, incluyendo tres dedicados al jabón: "The Handmade Soap Book", "Gourmet Soaps Made Easy" y "Natural Soap".

5 comentarios:

Silvia en el bosque dijo...

Hola, gracias por el artículo, me ha parecido interesante. me quedo por tu blog, me gustan tus jabones!

ChecoBlogger dijo...

Merche, no encuentro muchos hombres haciendo jabones artesanales, pero es un interés que me tiene ocupado en mis tiempos libres... acabo de hacer dos jabones del libro de Melinda Coss: pastel de manteca y Chocolate con leche, pero como nunca había hecho un jabón pues no se si salieron bien. El primero es blanco-blanco cremoso (lleva 2 días desde su fabricación) y el segundo es granulado (mismo tiempo). Mi pregunta es: ¿son correctas estas texturas?

ChecoBlogger dijo...

Marche, acabo de hacer mis dos primeros jabones artesanales (con recetas del libro de Melinda Coss). Los que hice fueron: pastel de manteca y chocolate con leche. El primero es cremoso y el segundo es muy granulado (llevan 2 días). MI pregunta es (tú que tienes mas experiencia debes saberlo) son correctas estas texturas. ¿Cómo saber que salió bien el jabón? HELP!!! Atte. Sergio

OLIVIA dijo...

Ese es uno de los libros que tengo y me parece un buen libro!

Unknown dijo...

Para Melinda el gran dilema es determinar qué porcentaje de un aceite no saponificado debe permanecer libre en el jabón terminado. Sin embargo, mi pregunta es ¿sabemos realmente qué aceites se saponifican y cuáles no? . Si la respuesta en negativa, entonces: ¿por qué usar aceites tan caros?, ¿sus propiedades se ven alteradas en el proceso de saponificación? ¿y los demás aditivos que añadimos a la traza (miel, aloe, propoleo, arcillas, sales,leche...), también se alteran en la saponificación?, ¿y en qué cuantía?. Espero que me ayudeis a arrojar un poquito de luz en estas cuestiones. Merche, esta entrada ha sido brillante.