A este paso, el relato de la segunda parte del viaje a Nueva York, se me juntará con el próximo que haré a la ciudad a primeros de junio.
Como decía en la primera parte, no sólo estuvimos en Nueva York. El día de Navidad emprendíamos camino hacia Philadelphia y Condado de Lancaster.
Llegamos a Philadelphia en autobús, ya de noche, todo cerrado, todo sucio. Tuvimos que comprar algo para la cena en un seven-eleven, no digo más.
Al día siguiente hicimos un recorrido por la ciudad, todo seguía cerrado.
Visitamos los lugares más emblemáticos y por supuesto nos acercamos a las Escaleras del Museo de Arte de Pennsylvania, famosas por aparecer en la primera película de Rocky.
Por la tarde partíamos hacia el Condado de Lancaster. Allí nos alojamos en un apartamento de aribnb en Christiana. Los dueños, una pareja joven, fueron encantadores.
The Red Barn, nuestro pequeño granero en Lancaster
En este lugar vivimos lo que, para algunas personas, es el espíritu navideño. Era el 26 de diciembre y todo estaba cerrado (día festivo también en EE.UU, al parecer). Queríamos cenar y los dueños de la casita nos indicaron que nos acercáramos a un super en un pueblo cercano para poder comprar alguna cosa de cena. Una vez allí, vimos a nuestros primeros habitantes Amish (el condado de Lancaster es un centro importante de dicha comunidad). Vamos a la caja con la compra y me fallan las tarjetas de crédito. No tuve tiempo para poder pagar en metálico, el cajero nos pagó la compra con la suya, a pesar de que yo le dije que teníamos dinero y podíamos pagar. Nos dijo: " Merry Christmas and enjoy our country" ¿No es pura magia navideña?
El condado de Lancaster no me defraudó, nos hubiéramos quedado algunos días más.
Pudimos entrar en una tienda Amish, donde fabrican artesanalmente colchas y muchas cositas en patchwork. Compramos unos cojines-colcha muy originales.
Philadelphia, a la vuelta, ya estaba limpia y con vida. Gente por todos lados y con tiendas y restaurantes abiertos.
Fue una visita breve, pero muy bonita.
Patio de un colegio Amish
El condado de Lancaster no me defraudó, nos hubiéramos quedado algunos días más.
Pudimos entrar en una tienda Amish, donde fabrican artesanalmente colchas y muchas cositas en patchwork. Compramos unos cojines-colcha muy originales.
Philadelphia, a la vuelta, ya estaba limpia y con vida. Gente por todos lados y con tiendas y restaurantes abiertos.
Fue una visita breve, pero muy bonita.