Sí ya sé que la Navidad terminó hace más de dos meses, pero quería
contar algunas cositas sobre este viaje.
Siempre deseé viajar alguna vez a Nueva York por Navidad.
Este año por fin lo he conseguido.
Me imaginaba la ciudad como en las películas, ambiente
navideño por todas partes, luces espectaculares, y qué queréis que os diga, me
ha decepcionado un poco.
Cierto es que la ciudad se engalana y está preciosa, pero
está lleeeeennnnaaaaa de gente, por lo que si quieres visitar lo más turísticos
de la ciudad, tienes que armarte de paciencia: tardamos casi media hora, una
noche, en atravesar Times Square.
Fotografia de Camila DC. amiga de mi hija
Como era nuestra segunda vez en la Gran Manzana, no hemos
visitado aquellos lugares que vimos hace seis años. Esta vez quisimos conocer
lo que no pudimos ver la otra vez. Además contábamos con una cicerone de
excepción que quería enseñarnos los lugares que ella ha ido conociendo durante
los meses que lleva viviendo allí: mi hija mayor.
(Decoración navideña en una comunidad de vecinos en Queens.)
También hemos vivido de cerca las tradiciones navideñas con
la ayuda de la Host Family de mi hija.
Con ellos he descubierto que Santa Claus sólo trae tres
regalos a los niños, aunque luego veamos regalos los pies de los árboles de
Navidad. Se trata de presentes que se intercambian entre todos los miembros de
la familia; y que en los calcetines que se cuelgan de la chimenea o escalera,
se van introduciendo pequeños regalitos que todo el mundo descubre el día de
Navidad.
No hemos subido a ningún rascacielos, aunque nos quedamos
con ganas de ver las vistas desde el One World Trade Center, el más alta de
Amérca, con sus 541 metros.
“Este edificio se ha
convertido en pocos años en uno de los iconos de la ciudad, con sus 104
plantas. En lo que era un doloroso vacío en la silueta del Lower Manhattan, el
One World Trade Center, simboliza el renacimiento, la determinación y
resistencia de una ciudad. No es otro rascacielos más, sino un gigante cargado
de simbolismo, muy consciente del pasado, pero que también mira al futuro. Es
la nueva parada obligada para disfrutar de inolvidables vistas de la ciudad."
Se puede subir a toda
velocidad en un ascensor de cristal y disfrutar de las vistas de la ciudad a
más de 100 pisos del suelo. Una visita a este edificio también permite
descubrir a los obreros que lo construyeron y ver el lecho de roca sobre el
cual se alza la torre. También hay un documental en time-lapse que muestra la
evolución del perfil urbano de la ciudad desde el siglo XVII hasta hoy.
Con 541 metros, o es
solo el edificio más alto de Estados Unidos, sino de todo el hemisferio
occidental y el cuarto del mundo, gracias a la aguja que lo corono. El
rascacielos alberga la plataforma de observación más alta de la ciudad. …En la
planta 100 el viajero puede disfrutar de unas vistas panorámicas de 360 grados
desde donde se ven todos los puntos de interés de la ciudad, desde los puentes
de Brooklyn y Manhattan hasta la Estatua de la Libertad, el Empire State y los
edificios Woolworth y Chrysler."
Pude disfrutar con detenimiento del edicio Flatiron, uno de
mis preferidos.
Admiré con más calma mi preferido de todos: el Edificio
Chrysler.
También tuve tiempo de recorrer algunos de los mercadillos
de Navidad, como el de Union Square (donde me compré un gorro precioso, por
cierto) o el de Bryant Park.
Puesto de cosmética de Union Square
Bryant Park
Pista de patinaje en Bryant Park
Puesto de cosmética de Union Square
Bryant Park
Pista de patinaje en Bryant Park
Todavía me falta por contar nuestra excursión a Philadelphia y al Condado de Amish. Esto fuera de Nueva York. Nuestra Nochevieja especial y muchos más paseos. Pero eso será en la II Parte.
Espero que os guste este paseo por la Ciudad en la que ahora mismo tengo mi corzón.
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